La masculinidad se podría decir que “alude a una manera, sobre todo en los hombres, de vivir la sexualidad, la afectividad, el trabajo, la vida diaria, entre otros aspectos; de cumplir con roles sociales y sexuales y, además, apunta a un símbolo de jerarquías sociales en el cual los varones ejercen poder sobre todos los hombres, los niños y las mujeres. Por eso podemos afirmar que la masculinidad se asocia con el poder y la autoridad…” (Campos, A y Salas, J. 2008: 91) , pero más que vivir es asumir, ya que esta viene dada por patrones y estereotipos de comportamiento normados o impuestos, y no necesariamente produce o trae como consecuencia el disfrute; esto crearía una pequeña controversia al pensar que todo comportamiento masculino siempre traerá absolutos beneficios, es ahí donde podemos apoyarnos para pensar que una gran mayoría está dispuesta a dar el paso a revisar su masculinidad, no para perderla, sino para transformarla en pro de su beneficio y del entorno.